El proyecto del que voy a participar durante este semestre lleva como título APRENDE
Se trata de planificar y llevar a cabo un plan de actuación con la intención de modificar actitudes ante la interacción con los demás en los menores internos en el CEMJ donde voy a realizar las prácticas, incrementando su competencia para una mejor inserción en la sociedad. En definitiva, se trata de favorecer su desarrollo integral, orientándoles en la adquisición de habilidades sociales las cuales van a repercutir en todas aquellas variables que entran en juego cuando nos relacionamos con los demás. Queremos hacerles conscientes de cómo se relacionan, del factor de riesgo que supone la falta de las mismas, la importancia de saber decir no, el saber negociar, la comunicación y el exponer nuestras opiniones y sentimientos de forma adecuada.
Esta idea surge a raíz de haber detectado en la evaluación del Prácticum I una carencia en parte de los menores sobre temas relacionados con la autoestima, la presión de grupo, el saber decir no, el saber negociar, la comunicación y la percepción del riesgo.
Se podría decir que casi la totalidad de las teorías existentes sobre la delincuencia juvenil concluyen que, en un acto delictivo interrelacionan un amplio repertorio de factores biopsicosociales y adaptativos. M. Rutter expone los mecanismos que, desde su punto de vista, determinan que una persona llegue o no a delinquir, entre los que se encuentran: la oportunidad de realizar el acto en cuestión, la inexistencia de vigilancia, la percepción del coste y/o beneficio, la existencia de un contexto de inhibición/facilitación (grupo de iguales, modelos de referencia, etc.), los rasgos de personalidad, o la falta de herramientas y recursos que le permitan al menor dar respuestas adaptativas entre otros.
Según Gil, F. y León Rubio, J.M. la falta de habilidades sociales pude desembocar en rechazo o al menos a una no integración, lo que a su vez fácilmente puede llevar a un excesivo aislamiento social o bien a comportamientos agresivos. La falta de habilidades sociales afecta negativamente a la autoestima, engendrando ansiedad, falta de confianza e inhibición social, formando un círculo cerrado el cual propicia la producción de pautas comportamentales dañinas, las cuales pueden desembocar en actos violentos y delictivos; observándose por el contrario que el poseer un adecuado nivel de habilidades sociales facilita la extinción de conductas desadaptativas, la aceptación social y el aprendizaje de conductas alternativas, favorecedoras de estilos de vida más saludables, por ello, el entrenamiento en habilidades sociales se ha visto como uno de los factores que pueden influir en una verdadera y completa reinserción.
Los Objetivos Generales que se plantean son:
- Tomar conciencia de la importancia de poseer un adecuado nivel de competencia social.
- Mejorar su competencia interpersonal individual en diferentes situaciones sociales.
Se trabajará en grupos, ya que es un hecho demostrado que, la aplicación de las Técnicas para el Entrenamiento en Habilidades Sociales trabajadas de forma grupal, conlleva una serie de ventajas frente a su aplicación individual, ya que se aprovechan mejor los recursos y el grupo en sí mismo es el escenario natural donde aprender, practicar, perfeccionar y generalizar las habilidades, siendo éste el eje central en la promoción del aprendizaje. (Harris, 1977; Liberman, De Resi y Mueser, 1989).
Los sujetos que participarán de este proyecto, serán en un principio aquellos menores con los que se trabajó la vez anterior y que se detectó en ellos una carencia en lo que a competencia social se refiere. El grupo será pequeño de unos 8 participantes máximo (en principio pensamos empezar este proyecto de forma piloto, para su posterior generalización al resto de menores del Centro).
El plan de trabajo que se presenta de partida se dividirá en varias fases las cuales serán flexibles adaptándose a las diferentes circunstancias y situaciones que puedan producirse. Se trabajará desde la colaboración de todos los actores implicados (Tutor, Equipos Técnicos, Equipos de Atención directa y Menores).
Se partirá de una primera fase en donde se tomará contacto con la realidad, familiarizándome con las diferentes herramientas que podrían utilizarse para valorar el nivel de competencia social de los menores, así como sus características estudiando los diferentes informes, los objetivos y evolución de los mismos reflejados en los PIEM (programas de individuales de Ejecución de Medida), los programas que se han llevado a cabo, etc.
En la segunda fase se tomarán los acuerdos desde un enfoque colaborativo a través de las distintas reuniones que se mantendrán con los Equipos Técnicos y de Atención Directa, estableciendo un calendario de trabajo, realizando una selección de los menores que participarán en el proyecto, por otra parte, se matizarán los objetivos de cada una de las actuaciones.
La tercera fase es la que corresponde con la elaboración del proyecto, se realizará un seguimiento semanal o quincenal (a determinar por el Equipo) con respecto a la realización del proyecto. También se contemplará un seguimiento mensual en el que se realizarán reuniones de Orientación (con los respectivos Equipos Técnicos y tutores de los distintos Grupos de Convivencia), registrando los acuerdos y las incidencias encontradas dotándole así de carácter flexible y dinámico en relación al contexto de intervención.
Sobre la cuarta fase decir que corresponde a la implementación del proyecto es donde se llevará a cabo la intervención con los menores. Será necesaria la participación y colaboración de todos los actores de la intervención. Se evaluará el proceso de trabajo seguido para la consecución de los objetivos y los resultados, se registrarán las incidencias y se comentaran en las diferentes reuniones que se mantendrán con los Equipos de Atención Directa y Técnicos. Con respecto a las actividades se evaluara la actitud e incidencias, comportamiento e implicación de los menores mediante cuestionarios donde se puntuaran las diferentes áreas.
La Evaluación corresponde a la quinta fase en ella se revisarán los materiales, las incidencias producidas se analizarán las diferentes fichas de registro de las actividades, contrastarán las evaluaciones iniciales con las finales y se llevará a cabo una auto valoración, debatiendo en reuniones los resultados obtenidos llegando a conclusiones sobre el proyecto.